sábado, 11 de abril de 2009

Lo clásico: rock



Todo el público de la sala iba bien trajeado excepto un grupo de jóvenes heavys y góticos que atraían las refinadas miradas de todo el público. ¿Qué hacían allí aquellos gamberretes cuando estaba a punto de empezar un concierto de la mejor orquesta del país? Nadie lo sabía. Tampoco nadie entendió cómo podían ir los músicos de una manera tan repugnante para su alta alcurnia. El propio director vestía una chaqueta negra y... ¡una camiseta heavy donde se veían dos zombis besándose! A toda aquella gente aristocrática se les quedó la boca abierta al ver cómo iba vestida la orquestra. Chaquetas de cuero, pantalones tejanos rasgados, camisetas de calaveras... con todo excepto los fracs que se esperaban. Con un brusco gesto de la mano, toda la orquesta se levantó y lanzando la batuta al aire, la orquesta empezó a tocar... a su manera. Los gongs y tambores impusieron un ritmo rápido y contundente, el pianista andaba loco con glissandos y melodías de todo tipo excepto de música clásica, los clarinetes, trombones y flautas interpretaban un estruendoso baile haciendo chocar sus instrumentos entre ellos, las arpas eran agarradas como guitarras eléctricas... pero lo mejor eran los violinistas: todos ellos de pie dándole al violín tanta caña que se saltaban las cuerdas. Y el director... (¿que iba a hacer el director?) rapeando mientras impartía orden (o desorden) en su alocada orquesta.


Una sala más allá, todos los jóvenes heavys y góticos se preguntaban que hacían sus ídolos del rock haciendo ópera, mientras, un grupito de señores y señoras de alta alcurnia... lloraban de emoción ante tal música.

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